Subió desnuda al tren y se
puso en marcha, como si una cosa tuviera que ver con la otra. Todos los pasajeros
dejaron de hacer lo que hiciesen porque se convirtieron en monigotes de cera.
Entró en el vagón donde me encontraba borracho por ver el estilo con que
deslizaba la hoja del cuchillo sobre el cuello de un hombre, de la misma manera
que fluye la pureza de unos versos tristes, transparentes, melancólicos,
valientes y rebeldes.
Nadie se atrevió a decir o
llamar a la policía por dos esenciales motivos: El maquinista estaba a lo suyo
y los demás eran muñecos de cera. No sabemos si el muerto murió por algún
motivo concreto o fruto del caprichoso destino o simplemente por causa de un
aleteo de mariposa originado en Marte o en Venus.
Se sentó enfrente mía y cruzó las piernas mientras limpiaba el cuchillo con un lenguaje nunca antes visto. Le
pregunté:
- ¿ Por qué vas desnuda ?
- Porque los pájaros no
necesitan ropa para volar.
Saludos y gracias.
No hay comentarios:
Publicar un comentario