No sé si él le daba más
importancia a su barriga o su barriga se la daba a él. El tipo, no en plan El tipejo, ni tampoco en plan EL TIPO en
mayúsculas y como modelo a seguir, simplemente El tipo, en un periodo de esos que uno no sabe lo que quiere de los
organismos vivos, fantasmales, artificiales que nos circunscriben a realidades
que parecen la realidad pero que
realmente no hacen más que alejarnos de nuestra realidad o lo que dichos
organismos vivos, fantasmales, artificiales desconocemos lo que esperan de uno,
se dedicaba a observarse en todo instante vital su barriga.
No hacía más que mirar su
barriga; su tamaño y el lado oculto de este por si encontrase edificaciones
secretas, los pelos que la cubrían algunas noches le despertaba en sus pupilas
su instinto más animal que duraba un simple fogonazo, los lunares que le
anunciaban que hay más de una vida por vivir dentro de uno mismo, el ombligo como
epicentro y razón de toda una constante que según martilleaba el paso del
tiempo acabó llevándole a tal desgaste que no podías reconocer a El tipo. No sabías si estaba gordo o
flaco, si ese ser por ratos demacrado por ratos compungido o por ratos
efervescente o por ratos persona o por ratos fantasma era El tipo o quien cojones era.
La tangente de todo ello fue
que decidió inventarse que había contraído un virus de esos de si no respiras
aire respiras virus. Allá donde iba, no sin dejar de observar su barriga, hacía
como si tosiera, como si tuviera síntomas de que el fin del mundo se había
apoderado de él y anunciaba como quien anuncia la llegada de una plaga bíblica
la llegada del virus, incluso le puso hasta nombre. Ya se sabe que los muros
que tenemos para contener al pánico y el terror son tan frágiles que enseguida
se nos vienen abajo, y como onda expansiva se fue extendiendo un virus que
urdió El tipo porque acabó exhausto
de tanto observarse la barriga.
Te puedes creer que semanas
después de toda la que ha liado, hace unas horas, me busca, me encuentra El tipo y me dice esta vez sin mirarse
la barriga y con cara de he visto el peor de los fantasmas y no es el mío pero
en cierta manera tiene mis genes, que unos cuantos de esos que duermen en la
punta de la pirámide (y por supuesto les gusta observarse sus barrigas) han
visto el escenario ideal para montar una nueva crisis mundial. Esta vez El tipo parece que habla en serio y me
ha acojonado.
Saludos y gracias
No hay comentarios:
Publicar un comentario