Un barco acostado junto al
muelle. Tal vez se trate de un barco fantasma, da igual. Se dice. Salgamos de
aquí. Se responde.
Medusa le besa en los labios. Luego le pregunta por qué le pusieron ese nombre. Apoyándose en la barandilla del barco y con la vista
puesta en los misterios del océano que se extiende a su alrededor decide
callar. Después de unos días de evitar mutuamente naufragios, memorias, y de
emborracharse algunas noches juntos junto al fantasma que se proclama capitán
de barco y sus lugartenientes, dejar abandonar el tiempo en las cartas, antes
de cogerse de la mano y pasar la noche juntos borrachos en un mismo camarote y
hacer el amor como los peces como los tiburones como las orcas como los
fantasmas que han sido maldecidos como los que huyen y se dejan querer y se
necesitan querer.
- ¿Crees que nos volveremos a ver ?- Medusa calla la
respuesta. Le da un beso de despedida. Acaricia al perro. Y solo dice que es un
buen perro y que le cuide. Poniendo pies en tierra acaba quedando a lo lejos
como el recuerdo de una brújula.
Después de esa noche y la siguiente y la que vino
después y la que la seguiría y la otra y la otra de la otra y así en proceso de
escalera de caracol hasta comerse y tragarse unos cuantos sapos, fumarse unas
cuantas amapolas abrió el mapa de esa realidad y haciendo un pacto con los
muertos que capitaneaban el barco lo restauró declarándolo barco pirata.
Abordaron islas con tesoros tan antiguos, escondidos
en cuevas la mayoría de ellas casi inalcanzables que los encargados de
protegerlos, ahora solo eran huesos y esqueletos de lo que en antaño fueron
hermosos dragones.
La vida de pirata se convirtió con toda naturalidad
en un estilo fácil de vida, sin complicaciones, aportaba la sonrisa de los
jardines desnudos dispuestos a que los anden, los huelan, los palpen, los
seduzcan, los jueguen. Pero algo le pesaba, algo había que no podía rellenar,
por eso un día mandando al carajo las leyes de la física, la geografía, instaló
en el mapa de esa realidad una isla llena de zombis que se precipitó a
conquistarla sin miedo a la fatalidad que pudiese pasar y fue así como...
Tienes un ático precioso. Debe de ser un lugar
agradable para pasar todas las vidas que se quieran vivir. Cadmio la escucha a
la vez que observa la belleza incontenible de ese cuerpo que descansa boca
abajo en la cama mientras él aterriza aviones sobre su espalda con la intención
de colonizar cada tramo y composición de esa arquitectura que se ha convertido
en su deseo, y cuando le pregunta de qué lugar es, ella le contesta si te
dijera que no pertenezco a este mundo te entrará miedo y me tirarás de tu casa
o te pondrás cachondo y volveremos a coger.
Saludos y gracias
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