LA COMPRA


Se cabreó con Dios. ¿Cómo que se cabreó con Dios, que quiere decir eso?. Que empezó con me cago en Dios, joder con Dios, y unas cuantas blasfemias más de la misma textura. Todo porque eran dos zanahorias, dos melocotones, papel de cocina y una bolsa de espinacas. Se le olvidó la bolsa de espinacas y ese fue el error número uno.

                El número dos fue que cuando dejó en la cocina con prisas, sin guardar las cosas en su sitio, porque las prisas le decían que tenía que hacer las cosas con prisas, para volver a la tienda de nuevo y subsanar el olvido de la bolsa de espinacas, no cayó en la cuenta que al perro le gustan los melocotones y las zanahorias, y que el perro no es tonto y si puede, puede, por eso como podía se comió los dos melocotones y las dos zanahorias. No se daría cuenta hasta más tarde porque ahora estaba liado con las prisas; que así no, con más delicadeza, que poco sensible eres, hay que ver, ¿En el ascensor?, en serio en el ascensor, ¿Por qué lo viste en alguna película y te puso cachondo y babeaste hasta que te la cascaste?. Demasiado simple. Me aburro. Originalidad.

                El número tres es mientras se va a por la bolsa de espinacas recuerda. Pasado. Modo on. Chico, no sabes lo que haces. Si no tenías suficientes problemas te vas a buscar unos cuantos más... Y lo de las espinacas será un juego de niños comparado con lo que te vas a encontrar después de que termine de hacer su trabajo el pasado y vuelvas al presente bajo su influencia y con el revólver en tu sien para jugar a su ruleta rusa que te ha preparado. Dispara, so idiota, dispara. Click, clack, el viaje de de los idiotas va empezar.

                 No hace falta que contabilicemos más errores.... Suficientes para un cortocircuito en el sistema. Luego dirá que tiene migraña. Hasta que salte la bala que hay alojada en el tambor y haga una de las suyas.

                    Fue en la playa. Cuando se podía besar sin miedo. Sin miedo a un me gustas te quiero besar, bésame tonto. Roto el hielo y enterrado en la arena el me atrevo o no me atrevo, me atrevo o no me atrevo a decirle algo, me atrevo o no me atrevo a besarla. ¡Canasta ganadora sobre la bocina! ¡Abracémonos!. El mundo será un poquito mejor. Luego la cita. El restaurante, el arreglarse, el querer ponerse guapo y guapa, el que ganas de verse, el que ganas de cogerle de la mano, el que ganas de que nos vean juntos, el que ganas de ver su sonrisa. Dicen que las sonrisas son vitamina D (también, de igual manera que lo es el sol).

                Es en la caja del supermercado cuando es atendido por una cajera (porque tiene que pagar la bolsa de espinacas que se le olvidó coger cuando estuvo en dicho supermercado hace aprox unos veintidós minutos diecisiete segundos más o menos): Gracias. Me gustaría hacerle una pregunta sin ningún tipo de compromiso, ¿Le molestaría no poder expresar lo que siente, no poder manifestar  lo que desea, que le tapasen la boca, le cerrasen la sonrisa? Si fuese así no podría respirar bien, verdad. No le contesta.

                Dos disparos y por suerte no ha saltado la bala del tambor. Su sien sigue intacta. Una vez abre la puerta de su casa y llega a la cocina descubre que la bolsa de espinacas ya no es suficiente porque un perro feliz y más que satisfecho no únicamente de que esté de vuelta, se ha comido las dos zanahorias y los dos melocotones. Ahora sí, es silencioso, no retumba, no suena en el rellano, no crea ningún tipo de alarma en el vecindario, no se oirán sirenas ni vendrán los bomberos, ni la ambulancia ni la policía. Está de suerte. ¡Yuju! Tres puntos para el por un momento (falso, mentira, trola, embuste, patraña, calumnia...) el hombre más feliz del metro cuadrado en el cual se encuentra. ¿Ni aún así?. Jopeta.  Pero él sí que lo siente, es lo que tiene jugar a la ruleta rusa, al final a la probabilidad no se le puede tomar el pelo como si fuese el tonto de la clase, no es fácil meterle mano y robarle de la caja fuerte, la probabilidad es un tipo de banco, el banco de nuestro sino.

                Lo hace, mensaje: Hola, ¿te acuerdas de mí? Perdona que te insista tanto, no quiero ser un pesado pero había pensado que ahora que hace buen tiempo podríamos ir a la playa... ¿Qué dices?.

Saludos y gracias 

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